Resarcimiento por incumplimiento de promesa de matrimonio.

Supuesto de hecho: 

En marzo del año 2023, D. Álvaro y Dña. Silvia, tras unos años de noviazgo y otros tantos de convivencia, deciden formalizar su situación sentimental y contraer matrimonio, siendo la fecha escogida para ello el día 10.10.2023. A raíz de ese momento, Dña. Silvia comienza a realizar numerosos gastos encaminados a la organización del enlace: compra del vestido de novia (2.800€), compra de los vestidos de algunas amigas (que serán testigos) y traje del padrino (1.300€), compra de las vestimentas de los niños que participarán en la ceremonia llevando los anillos y tirando flores (270€), reserva de la finca en la que se celebrará el convite (500€), reserva del cáterin (1.300€), compra de las alianzas y grabado de las mismas (700€), impresión y envío de las invitaciones de la boda (200€) y reserva del fotógrafo y sesión preboda (350€).

Sin embargo, cuando finaliza el verano, D. Álvaro le hace saber a Dña. Silvia que ya no está tan seguro de su decisión y que se siente más cómodo retrasando el enlace, teniendo así un poco más de tiempo para hacerse a la idea. Esto crea una situación complicada en la pareja, que desemboca en continuas peleas y desavenencias. Fruto de este ambiente, y viendo que D. Álvaro no se sentía más seguro del compromiso a pesar de que pasase el tiempo, D. Álvaro y Dña. Silvia deciden finalmente romper su relación y, en consecuencia, no casarse.

Tras la cancelación de la boda, Dña. Silvia decide demandar a D. Álvaro, solicitando, así, que se le resarza por todos los gastos (anteriormente detallados) en los que había incurrido para la celebración del enlace. D. Álvaro, en la contestación a la demanda, niega que fuese él quien incumpliese la promesa de matrimonio, pues la cancelación de la boda se produjo de mutuo acuerdo.

Realizado por: Dña. Covadonga López Suárez. Investigadora Predoctoral de Derecho Civil. Universidad de Cádiz.