La responsabilidad del tutor por realizar operaciones financieras arriesgadas con el patrimonio del tutelado.

Supuesto de hecho: 

D. Héctor ha sido el tutor de un menor, Antoniano, hasta el momento de su muerte poco antes de cumplir los 18 años. Entre sus funciones como tutor estaba la de representar al menor y administrar su patrimonio. En el año 2020 el tutor al administrar el cuantioso patrimonio de su tutelado llevó a cabo operaciones financieras de alto riesgo: efectuó una ampliación de capital en una sociedad en la que el menor era el único accionista y a la misma aportó una parte importante del patrimonio personal del tutelado. La operación financiera no tuvo el éxito esperado y las pérdidas ascienden a más de un millón de euros. El menor sufre un accidente y muere en enero de 2022, un mes antes de cumplir los 18 años. Los herederos del menor, en marzo de 2023 interponen una acción contra el tutor por considerar que en su labor de administrador no actúo con la diligencia propia de un buen padre de familia, puesto que como consecuencia de realizar una arriesgada operación especulativa ha dañado gravemente el patrimonio del menor. Los herederos le exigen una indemnización por los daños y perjuicios causados. El tutor se opone a la demanda alegando que la acción ejercitada por los herederos está prescrita por haber transcurrido más de un año tanto desde que se causaron los daños como desde la muerte del tutelado. Estima que la responsabilidad solo puede ser extracontractual puesto que ningún nexo contractual une al tutor con los herederos del tutelado. Asimismo, alega que la arriesgada operación económica de haber salido bien le hubiera reportado grandes beneficios al tutelado.

Realizado por: D. Federico Arnau Moya. Profesor Contratado Doctor de Derecho Civil. Universitat Jaume I.